miércoles, 3 de marzo de 2010

Guilt

Una tarde más, se sentaron a hablar. Hacía tiempo que sus conversaciones no eran las mismas, antes interminables y amenas, ahora cada vez más cortas y triviales. Pensar en todo lo que había ocurrido le partía el alma y no podía evitar que aquel sentimiento de horrible culpabilidad le invadiera. Había actuado totalmente en contra de sus adorados principios y ahora se encontraba en mitad de la nada, sin saber cómo encauzar la situación. Le parecía increíble que solo unos segundos hubieran vuelto todo su mundo del revés.

Pasaba las horas del día intentando mantener la mente ocupada el máximo tiempo posible, para que, así, el cúmulo de sentimientos enredados le asediara con menos frecuencia. Aún así, no podía dejar de pensar en el daño que se estaban haciendo y en cómo diablos sería posible volver a la normalidad sin perderse.

Cuando caía la noche, era casi incapaz de conciliar el sueño y, si lo conseguía, terribles pesadillas se apoderaban de su mente.

Siempre le habían dicho que las cosas ocurrían por "algo", pero, ¿qué cosa era ese "algo"? ¿Destrozarse el corazón?

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